Hemos pasado unos meses extraños en que las rutinas de todos han cambiado de manera drástica. Hemos salido menos de casa, y eso nos ha llevado a descuidar algunos aspectos importantes de nuestra salud. En este mes de septiembre, tras una etapa complicada y con el fin del verano, es el momento de atender las posibles consecuencias de una mala rutina dental.
Una de las partes que han quedado más olvidadas durante este año han sido nuestros dientes. La boca es una herramienta importante que utilizamos varias veces al día, y que nos permite alimentarnos correctamente y velar por el buen estado de todo el cuerpo. Unos dientes con problemas de sarro y caries que no se tratan debidamente pueden derivar en problemas más graves.
Enfermedades causadas por una mala salud dental
Por la boca entra tanto la salud como la enfermedad, y es que las consecuencias de una mala rutina dental pueden derivar en problemáticos casos de infección en la garganta o incluso en enfermedades cardiovasculares y diabetes. En estos casos graves las bacterias que entran y se acumulan en la boca se expanden al resto del organismo, alterando el funcionamiento normal de este.
Sin embargo, y aunque creas que nunca vas a llegar a tanto, problemas bucales como la caries, la gingivitis o la periodontitis son muy frecuentes y pueden generar la pérdida de piezas dentales. Por suerte también son enfermedades fáciles de combatir mediante unos buenos tratamientos de salud dental.
Consejos para una rutina dental
Cuando se trata de cuidar y proteger nuestros dientes, debes tener en cuenta que estos se ven afectados tanto por lo que comes como por la manera en que los limpias. Por lo tanto, el consumo de productos nocivos para nuestra boca como el azúcar, el alcohol o el tabaco hará que nuestros dientes sufran más de lo normal. Además de seguir una buena rutina dental, siempre se recomienda reducir en todo lo posible el consumo de estos productos.
Respecto a los consejos de la rutina dental propiamente dicha, lo esencial es que cepilles tus dientes un mínimo de tres veces al día, o preferiblemente tras cada comida. Muchas personas se cepillan los dientes sin prestar atención a la manera en que lo hacen, pero lo cierto es que la técnica y el cepillo marcan la diferencia entre un cepillado efectivo y otro que no lo es. Presta atención al proceso y asegúrate de frotar circularmente todos los dientes y encías, sin olvidar la parte interior de estos y todo el recorrido de la lengua. Se calcula que un cepillado completo debería durar en torno a las 3 o 4 minutos.
También es importante prestar atención a los productos que utilizas en tus dientes. Se recomienda cambiar el cepillo cada 3 o 4 meses, así como aplicar regularmente tratamientos de salud dental. Debes acudir al dentista a que te realice una limpieza al menos una vez al año, aunque en casa también se recomienda utilizar algún producto como el hilo dental o los numerosos enjuagues que existen en el mercado.
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